martes, 11 de marzo de 2014

Martino, personalidad y muñeca para estar en Barcelona

Martino y una sonrisa. La felicidad de afrontar el máximo desafío

El entrenador rosarino, Gerardo ‘Tata’ Martino, desembarcó en el club más mediático del mundo en un momento más que complicado a nivel institucional, tras la dimisión obligada de Tito Vilanova a la dirección técnica del club catalán por sus problemas de salud.

No fueron simples estos primeros 7 meses del ex DT de Newell’s al mando del equipo de Lionel Messi. A su poca reputación en el continente europeo, se le sumaron los problemas institucionales por el traspaso de Neymar, la renuncia del Presidente Rosell, las lesiones de sus cracks y el ocaso de algunas figuras trascendentales de la época de Guardiola como Xavi o Puyol.

Sin embargo, ahí estuvo el ex jugador del Tenerife. Cumpliendo el desafío que cualquier entrenador del planeta fútbol desea afrontar: dirigir al Barcelona, con sus pros y sus contras.

En el Joan Gamper luego de una convincente victoria por 8-0
El primer gran problema que se le vino encima a Martino, fue la determinación del cuerpo técnico que lo acompañaría. No podía dejar afuera a los suyos, aunque tampoco debía excluir a los ayudantes de Vilanova. Su decisión fue compartir staff, y tener un cuerpo técnico numeroso, con Jordi Roura como tercer entrenador, por ejemplo. Algo poco habitual en los clubes de tamaña magnitud, pero que fue bien visto por el plantel del conjunto culé.

Tras arribar a Barcelona, dirigir algunos entrenamientos y viajar a una gira por Asia, el nuevo TT: Tata Team salió a la cancha a jugar por los porotos. Una Supercopa de España, ante el durísimo Atlético de Madrid de Diego Simeone. Un gol de visitante, en el empate a 1 en el Vicente Calderón, le otorgó su primer título oficial como entrenador del Barça, tras la igualdad a 0 en el Camp Nou, con penal errado de Messi incluido.

No fue el mejor debut. O al menos así, lo dio a entender la prensa catalana. Primera gran diferencia con el pasado inmediato del Tata: en Barcelona, el cómo importa y mucho, al contrario de la Argentina, en donde parece que lo único que importa es el fin: triunfar.

Rápidamente se le vino encima el debut por Liga y por Champions. Un estupendo 7-0 fue el puntapié inicial por el torneo doméstico, en Barcelona ante el Levante. Un 4-0, el debut por Champions, ante el Ajax de Frank de Böer. Los cómo parecían comenzar a convencer, sin embargo, la lupa con más aumento, posaba sobre cada decisión del DT.

Con el correr de los días, comenzaron en Barcelona las polémicas insólitas. Por ejemplo, ante el Rayo Vallecano. Un gran 0-4 a favor de los culés en Vallecas, terminó bastante empañado por lo que se denominó el debate de la posesión. ¿Qué es eso? Lo siguiente: las estadísticas enseñaban que el Barcelona había tenido la pelota menos que el Rayo Vallecano. ¿Cuánto menos? No mucho, 49% ante 51 del local.

Lejos de valorar el buen rendimiento del equipo, las alternativas que le daba el DT a la plantilla y la inteligencia aplicada para doblar a un rival que –como pocos en España- tenía decidido presionar bien arriba al Barça, lo que más de una vez le había traído complicaciones, la prensa catalana se fijaba en el detalle sobre la tenencia de balón.

Pero no sólo la prensa le trajo dolores de cabeza a Martino en esta expedición. También su plantel. Y allí, surgió la imagen de gran entrenador que ha obtenido a nivel global el nacido en la cantera de Newell’s. Con Lionel Messi lesionado, no en una, sino en dos ocasiones, teniéndolo más de la mitad de la temporada fuera de los terrenos de juego. Con Neymar en proceso de adaptación y con una lesión que lo dejó un mes en el dique seco. Con un Iniesta que recién en el tramo final de temporada está recuperando su imagen. Y con Xavi y Puyol que cada vez generan un mayor contraste entre su liderazgo fuera de los terrenos de juego y el que se opaca dentro de ellos. Ahí, es donde Martino debió demostrar su capacidad.

Lejos de poner como excusa todo este montón de aristas, Tata potenció jugadores que no habían tenido su mejor temporada el año anterior. Players de la talla de Cesc Fábregas, Alexis Sánchez o Pedro, crecieron en su rendimiento enormemente, con goles, asistencias, y presencias destacadas en partidos importantes. Tal es así, que los delanteros mencionados están en el trío de los máximos anotadores en la temporada, junto a Messi. O, por profundizar en un caso particular, la cantidad de asistencias de Fábregas: 10, siendo el que más se destaca en este rubro en la temporada.

También les dio rodajes a juveniles como Marc Bartra, Sergi Roberto o Martín Montoya, encargados de ocupar lugares importantes como los de Carles Puyol o Piqué, Xavi e Iniesta o Dani Álves; de manera más que aceptable.

Martino demostró tener muñeca y altura para estar en su actual puesto. Obtuvo resultados destacados, heredando una base que ya había demostrado fisuras en el año anterior y con la comparación constante con uno de los tres mejores equipos de la historia, como fue el Pep Team.

Martino habla. La plantilla escucha.
Muñeca desde lo futbolístico, lidiando mano a mano con el –a esta altura- espectacular Real Madrid de Ancelotti y el guerrero Atlético de Madrid de Simeone que juega con el corazón. Tomando decisiones respecto a una plantilla millonaria y mediática, sin que le tiemble el pulso; como por ejemplo, jugar sin Messi ni Neymar ante el Atlético de Madrid en el Calderón por Liga, apostando y dándoles confianza a Sánchez y Pedro que venían con rachas deliciosamente positivas. O la de quitar constantemente a Iniesta o Xavi si estos hacen un mal encuentro o el partido está liquidado y hay que aceitar las rotaciones.
   
Altura desde su personalidad. Desde el ejemplo de su actitud con el cuerpo técnico de Vilanova hasta su accionar ante la prensa, recibiendo mil descalificaciones y nunca respondiendo con agravios. Quizá su conducta más destacada y mediática, es la de admitir culpas constantemente ante errores que se han presentado en la temporada, como el partido en Holanda ante Ajax, o la derrota con la Real Sociedad en Anoeta.



Seguramente, sea por esa muñeca y por esa altura que desde la dirigencia del Barcelona están pensando en extenderle el contrato hasta 2016. Rumores sobre su continuidad, hay miles. Novecientos noventa y nueve, apuntan a una teórica determinación de él y no sobre una supuesta decisión dirigencial.

Cuál sea su futuro, Martino se ha ganado el respeto de toda Europa. Sin embargo, desafíos a su altura habrá pocos. Probablemente, ninguno tan seductor como la de refundar futbolísticamente al Barcelona. Sin perder su gen, claro está, aunque potenciándolo desde otros aspectos que hoy parecen no estar a la altura de los competidores del club catalán en la élite europea. Desde cuestiones técnicas y físicas, que se exponen por ejemplo, en el mediocampo del Bayern Múnich en donde la posesión de balón se mezcla con un poderío físico impresionante, o en el juego aéreo de equipos como el mismísimo Manchester City con Dzëko, Negredo, Lescott, Kompany o Yaya Touré.  

Ahí, se verá la verdadera muñeca y altura de este Gerardo Martino que, hasta el momento, ha mostrado que la butaca del banco de suplentes culé, se ajusta de buena manera a su espalda. 


La tranquilidad del capitán del barco al saber a dónde se dirige

Ditulis Oleh : Lucas Solís Nicolaevsky // 0:01
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