“Una buena Copa Libertadores para Independiente es ganarla”.
La frase data de principios de 2011. Justo unos días antes de debutar frente a
Deportivo Quito por el torneo continental más grande de ésta región del
planeta. Ni su autor, Antonio Mohamed –por entonces DT de Independiente-, ni
nadie imaginaba que el año del doble uno le iría a costar tanto al viejo “Rey
de Copas”.
Antonio Mohamed, otro DT devorado por la institución. |
El primer semestre del 2011, para Independiente, comenzó con
un sufrido triunfo 2 – 1 en el global ante los ecuatorianos, por el repechaje
de ingreso a la Copa Libertadores. El resultado, por más que fuera corto, le
daba al Rojo un respiro y lograba hacerlo mirar el futuro con ganas y
positivismo. Ganas y positivismo que lograron que ni cuerpo técnico, ni
dirigencia, ni jugadores vieran las verdaderas falencias futbolísticas que
tenía el equipo (aún ganando la Copa Sudamericana, sufriendo ante Goias, equipo
brasileño que estaba descendido a la segunda categoría en el momento que se
disputó la final).
Pocos de los protagonistas mencionados anteriormente, le
dieron demasiada importancia al 0-1 con Tigre, por el partido que quedaba
pendiente del Apertura 2010. Esa derrota, ratificaba el último puesto en la
tabla de posiciones del conjunto de Avellaneda; segundo en su historia, junto
con el del Clausura 2002. De hecho, ‘El Turco’ Mohamed esbozó una frase que un
par de meses después tuvo que ser reanalizada: “No me asusta el promedio”.
En la Copa Libertadores, el primer partido de la fase de
grupos lo hizo ilusionar demasiado. 3 a 0 con Peñarol, que luego sería
subcampeón, en el Libertadores de América. Pero mientras se desataba esa
euforia diabla, el rojo del ‘infierno’ de la tabla de posiciones lo quemaba en
el Clausura. En la cuarta fecha, sólo había conseguido un punto. La alarma se
prendió tras la dura caída por 0 – 3 contra Arsenal. River lo había alcanzado
en la tabla de los promedios, y “El que no salta, se va a la B” estallaba
(¿Estallaba?) en la tribuna de Arsenal. Con la derrota en Sarandí, el número de
partidos sin victorias por el torneo local aumentaba a 13.
El equipo que enfrentó a Dep. Quito en Avellaneda: Matheu, Cabrera, Velázquez, Tuzzio, Navarro, M. Velázquez y Battion Parra, Silvera, Mareque y Defederico. |
Las malas actuaciones del torneo local cambiaron en la recta
final del torneo. Cuatro victorias en los últimos seis partidos, hicieron que
el equipo de Mohamed consiguiera 29 puntos y se olvidara del descenso. La racha
le permitió a Independiente volver a ilusionarse con el semestre que se asomaba
en el horizonte.
La oportunidad de conseguir dos copas internacionales en
tres partidos, hacían ilusionar a todos los hinchas del Diablo de Avellaneda.
La final de la Suruga Bank (torneo que enfrenta al ganador de la Copa
Sudamericana con el ganador de la Copa de la Liga japonesa) fue tomada por
Independiente como si se tratara de una Libertadores. Las expectativas que
tenían los hinchas, el plantel y la dirigencia, eran superiores al verdadero
valor con el que cuenta la competición.
La decepción por perder frente al Jubilo Iwata por penales
luego de igualar el tiempo reglamentario en 2, fue tan grande que los 37
barrabravas que se acercaron a Japón para alentar a su equipo, despidieron a
los jugadores bajo una ola de insultos.
El dolor de los hinchas calmó con la incorporación de
Gabriel Milito, justo el día después de que se perdiera la primera final del
nuevo semestre. Con la ilusión en la espalda, y la alegría por el regreso de un
hijo pródigo de la casa, Independiente se preparaba para afrontar la segunda de
las tres finales que iba a tener en la última etapa de 2011. El 10 de Agosto,
el equipo de Mohamed venció por 2 a 1, en Avellaneda, al Inter de Porto Alegre,
vigente campeón de la Copa Libertadores.
La victoria se festejó muchísimo en el club de Avellaneda.
Tanto, que en medio de la alegría, nadie percibía que una nueva promesa de
Comparada era incumplida. Según el (ahora ex) presidente de Independiente, para
esa final el estadio Libertadores de América estaría finalizado al 100%, cosa
que no sucedió.
En la vuelta de la Recopa, Independiente perdió 3 a 1, con
groseros fallos de Milito e Hilario Navarro. La derrota, terminó de teñir de
negro el año para el Rojo. Si bien quedaba el torneo local por delante, el gran
afán de seguir obteniendo trofeos internacionales casi quedaba fuera de lugar
tras haber perdido las dos competencias más directas en ese plano, y para el
resto del semestre solo quedaba la ilusión de ganar nuevamente la Sudamericana.
El final del semestre fue peor. Con las derrotas
internacionales, Mohamed quedó en la cuerda floja y renunció tras caer 0 – 1
con Boca, en Avellaneda. Pero la decisión del ‘Turco’ no fue sólo por los malos
resultados. La barrabrava, enojada por los desplantes internacionales y la
derrota ante los Xeneizes, despidió al equipo bajo el grito de ‘Andate Turco, la p… que te parió’ y espero al ritmo de la marcha fúnebre, la
salida del plantel desde el vestuario.
El gran culpable de éste momento rojo: Julio Comparada. |
Mohamed denunció que lo había echado la barra, quien era la
que mandaba en el club. Y Comparada, se defendió anunciando que no había
enviado a nadie a hacer nada.
Ramón Díaz se hizo cargo de la conducción técnica del
equipo. Debutó con un 0 – 1, como local, ante Colón de Santa Fe. Días después,
cayó en Quito ante Liga por la Copa Sudamericana por 2 – 0 en la primera ronda
del torneo. La cuarta caída del año (de septiembre 2010 a septiembre 2011) en
Quito, obligaba al conjunto de Avellaneda a ganar en su ciudad por dos goles
para evitar una nueva eliminación en la ronda inicial. La victoria llegó, pero
por un solo gol de diferencia, y la nueva decepción se hizo presente.
El camino en el campeonato local siguió siendo irregular, y
su final así lo demostró. De 19 partidos, Independiente ganó 7, empató 6 y cayó
la misma cantidad de veces que empató. El final del torneo encontró con un
nivel aceptable a varios chiquilines que asomaban desde abajo, y el repunte de
algunos jugadores que no habían tenido un gran semestre como Defederico.
El 18 de Diciembre, Javier Cantero se impuso en las
elecciones presidenciales del club, superando al candidato del oficialismo
“Cacho” Álvarez, que contaba con el apoyo de la barrabrava sindicalista que
tiene el club. Con el ‘golpe’ electoral, la ilusión se renovó.
Sin duda, el mensaje del socio fue claro. Había que cambiar
de rumbo, de dirigencia y de valores. Comparada se fue con un déficit declarado
de $190.676.709, un plantel vacío de figuras y jugadores de jerarquía, y uno de
los técnicos más caros de nuestro fútbol sentado en el banco de suplentes.
Además de los números rojos, le entregó a su sucesor un club que también era
dominado por la barrabrava.
Lo primero que hizo Cantero fue anunciar que no le otorgaría
ni un centavo más a la hinchada para financiar su negocio. Ésta decisión ofuscó
a los mercenarios de la tribuna, que expresaron su descontento en el primer
partido del verano cantando constantemente en contra de la nueva comisión
directiva.
Debido a la débil condición económica, el único refuerzo que
concretó ‘el Rojo’ en el mercado de pases fue Ernesto Farias. Muy poco para un
plantel que ya demostraba tener más falencias que virtudes.
Falencias que quedaron en evidencia en el comienzo del
Clausura 2012. Tras la cuarta fecha, Ramón Díaz tuvo que dejar su cargo por un
nefasto record de cuatro derrotas en la misma cantidad de partidos, con sólo un
gol a favor, convertido por Roberto Battion cuando el partido ante Argentinos
ya se encontraba 0 – 3.
La renuncia del DT, el bajo rendimiento del equipo y el
temor por los promedios –si el clausura terminara hoy, Independiente arrancaría
la temporada que viene en zona de promoción-
hacen que Independiente se encuentre en una situación más complicada que
nunca.
Javier Cantero y la ilusión de sacar al club de la crísis |
Los problemas económicos le plantean a Javier Cantero un
dilema importante a la hora de elegir el próximo entrenador de la institución.
El elegido por la gente es Américo Rubén Gallego, último DT en salir campeón
con Independiente, allá por el Apertura 2002. Y si bien ya existieron contactos
y reuniones entre la CD y el entrenador para ver las posibilidades que existen
para que éste último asuma en un nuevo proyecto, el presidente ya advirtió que
no hipotecará el club para que esto suceda.
Si asume ‘El Tolo’ tendrá que trabajar mucho para remontar
una situación que se torna más que complicada, y no quedar en la historia como
el primer técnico de Independiente que jugó una promoción, o peor aún, que
terminó descendiendo con la institución de Avellaneda.
El futuro dirá si Independiente será el nuevo River, o si
las buenas intenciones de Javier Cantero lograron sacar al club de la delicada
situación económica y futbolística. Lo que es seguro, es que el hincha de
Independiente ruega por que no se repita un año como el 2011: repleto de
fracasos.