El recorrido de Lionel Messi en el fútbol profesional, ha
ido en constante ascenso debido a su alto rendimiento profesional. El rosarino,
se ha encargado de ir mejorando detalle a detalle su performance en el primer
equipo del Barcelona, liderando un equipo que se convertirá en leyenda; y
parece ir por el mismo camino en la Selección Argentina, de cara al único
trofeo de los denominados grandes que le falta en sus vitrinas: la Copa Mundial
de Fútbol.
En sus primeros partidos en la experiencia de jugar con el
primer equipo, Lionel Messi le advirtió al mundo su descarada intención de
dejar en ridículo a medio mundo. En su primer gol oficial, ante el Albacete, lo
dejó bien clarito: tras un pase magistral de Ronaldinho –de cucharita-, ‘La
Pulga’ (que en ese momento sí parecía una pulguita) dejó picar la pelota y
definió suavemente por encima de la desesperada salida del arquero visitante.
Aquel 1 de Mayo del año 2005, encontraba a Lionel Messi en
la previa de lo que sería su carta de presentación principal en sus primeros
momentos en la elite. Todavía media-punta, el chiquilin se destacaba por su
impresionante habilidad para controlar la pelota en velocidad. A mediados de
aquel año, Messi fue actor protagonista de la Selección Argentina sub-20 que se
consagró campeona mundial en Holanda. El jugador del Barcelona comenzó siendo
suplente, aunque después de la caída ante Estados Unidos en el encuentro
inaugural se ganó la titularidad.
Lionel fue la figura de aquel equipo, que entre sus
integrantes contaba con Ustari, Garay, Zabaleta, Gago y Agüero. Un gran equipo
que supo imponer su impronta de juego, y que utilizó al ‘18’ como eje
principal. Messi demostró además de su juego vertiginoso, una cuota goleadora
bastante considerable para un media-punta, ya que anotó seis goles incluidos
dos en la final y se consagró goleador del torneo.
Tras convertirse en el mejor jugador de aquel mundial, el
argentino comenzó a tener más rodaje en el primer equipo del Barcelona, y en su
país comenzó a crecer una presión mediática de querer contar con él para la Selección
mayor que jugaría el Mundial 2006 en Alemania. Para ingresar a la alineación
elegida por Frank Rijkaard, comenzó a moverse como extremo derecho
definitivamente, posición que ocupaba ocasionalmente si el partido así lo
requería.
Hasta Febrero de 2006, alternó la titularidad, y pudo marcar
seis goles jugando en 17 partidos. Fue titular en los encuentros más
importantes del semestre, como frente al Real Madrid en el Santiago Bernabéu en
donde se lució, o en el partido de ida en Inglaterra ante el Chelsea de José
Mourinho, en donde se tornó imparable para Ricardo Carvalho.
En el encuentro de vuelta de esa eliminatoria de octavos de
final, el ‘30’ sufrió una lesión que lo postergó hasta el final de temporada,
pero que no le impidió ser convocado para participar del Mundial de Alemania.
Fue un Mundial más de experiencia que de protagonismo. Vio acción en tres de
los cinco partidos, y en el día de su debut, por la segunda fecha del Grupo C
ante Serbia y Montenegro, marcó el único gol que tiene en Copas del Mundo.
Messi, en el banco ante Alemania. |
El futbolero argentino le reclama hasta hoy el no ingreso de
Messi en el partido ante Alemania, por Cuartos de Final. La Argentina se
imponía 1 a 0, y el entrenador prefirió el ingreso de Julio Cruz en lugar de
Hernán Crespo. La imagen final de Messi, lo muestra al ‘19’ tirado en el pasto,
con claros aspectos de desilusión/enfado.
La temporada 2006-07, lo encontró con más protagonismo que
la anterior. Jugó 26 partidos, e hizo 14 goles. Una lesión en el metatarso lo
alejó de las canchas durante tres meses, aunque eso no terminó de empañar el
crecimiento futbolístico del juvenil. Mediáticamente, a partir de éste año las
comparaciones con Maradona se hicieron imparables, a raíz de un recordado gol
que le convirtió al Getafe por la Copa del Rey.
En Junio de aquel año, disputó bajo el mando de Alfio Basile
la Copa América con la Selección Argentina, siendo el media punta titular del
‘Coco’ y armando una buena sociedad con Riquelme y con Tevez. Hizo un gol que quedó en el recuerdo
popular ante México, y logró que Basile dijera “Sólo los genios hacen eso”.
Éste torneo, sólo sirvió para aumentar la presión que tiempo más tarde le
recaería sobre sus hombros. La Argentina llegó a la final, perdió 3 a 0 ante
Brasil y se volvió con las manos vacías de Venezuela.
Volvió al
Barcelona, y no ayudó para nada a no ilusionar, ya no sólo a su país sino
también, al mundo. Messi hizo diez goles por Liga, y marcó otros seis por Liga
de Campeones. Las encuestas a navegadores en internet, lo posicionaban
claramente entre los tres mejores jugadores del mundo. En el Barcelona se
cerraba el ciclo de Ronaldinho, y no había que ir a buscar un remplazante al
mercado de fichajes, ya que la 10 iba a ser de Messi.
Messi y la pelota dominada, un clásico. |
Frank
Rijkaard, técnico que lo hizo debutar, se marchó del club y en su lugar asumió
Josep Guardiola. Era mediados de 2008, España y su tiki tiki había ganado la
Eurocopa. Era mediados de 2008, y Argentina y su tiki tiki ganaban los Juegos
Olímpicos. Messi se lució, demostró por primera vez un carácter fuerte para
tomar una decisión. Su deseo de jugar con la Selección, obligó al Barcelona al
ceder en su postura y permitirle viajar a China.
En Pekín,
la volvió a dejar chiquita. Se lució en muchos partidos, convirtió 2 goles y
dio 3 asistencias, incluida la del gol de Di María en la final, en tres
partidos. La Selección ganó la medalla dorada, y Lionel consiguió su primer
título con la Argentina sub 23.
Volvió al
Barcelona, y se cumplió con lo que se esperaba. Guardiola le dio la 10, y lo
tomó del brazo para encarar una temporada que sería histórica. El ‘10’ se
transformó en imparable para el mundo, y conquistó España y Europa con un
batallón lírico y ofensivo, que contaba con Iniesta y Xavi como mejores
escoltas. Messi tuvo una cuota goleadora impactante para lo que eran sus números,
y comenzó a liderar un equipo que se transformaría en leyenda.
A finales
de 2008 obtuvo el premio como segundo mejor jugador del mundo. Su promesa, ya
era realidad. Terminó la temporada con 38 goles en 51 partidos. Dio 18
asistencias, y consiguió junto a sus compañeros un triplete histórico: Liga,
Copa del Rey y Europa. Su increíble dinámica invitaba a ver los encuentros del
Barcelona, ya que se generaban conexiones con Iniesta y Xavi que parecían de
otro planeta. Hizo un gol en la final de la Champions, y el mundo ya lo miraba
como el mejor.
En la
temporada 2009-10 vino su primera mutación táctica. La llegada de Ibrahimovic
generó una expectativa que el Sueco no llegó a cumplir, y Guardiola para
mejorar la cuota goleadora de los propios, colocó a Messi como falso ‘9’,
jugando de delantero centro y tirándose atrás cuando lo creyera conveniente. El
Argentino logró su mejor cuota goleadora con 47 goles en 54 partidos jugados.
El Barcelona era, ya sin dudas, el mejor equipo del mundo. Superaba a todos sus
rivales y conseguía victorias en casi todas las paradas. Quedó afuera en
semifinales de Champions ante el Inter de Mourinho, que le ganó en estrategia y
no en juego. Le ganó la Liga al Real
Madrid de Pellegrini con una eficacia implacable de 99 puntos sobre 114,
perdiendo sólo un partido y empatando seis de 38 totales. Messi de esos 38 jugó
35, y marcó 34 goles. Terminó aquel 2010 siendo Balón de Oro, superando a Xavi
e Iniesta que habían sido campeones del Mundo en Sudáfrica.
Messi ya luce la '10'. Messi ya hace historia. |
En aquel
Mundial, Messi llegó como protagonista principal. Los más fanáticos dicen que
fue el mejor jugador del torneo, aunque no haya marcado goles. Los más
detractores, decían que era la máxima decepción justamente por haberse ido sin
marcar tantos. Lo cierto es que ni unos ni otros están en lo cierto. Messi tuvo
un buen mundial desde el rendimiento, aunque lo que más se esperaba de él nunca
llegó: el gol. Iniesta, Xavi, Forlán y Robben por citar algunos casos, tuvieron
un mejor mundial que Messi.
Volvió al
Barcelona, ésta vez ya como ‘9’ falso definido. Sus compañeros de ataque serían
Pedro y Villa. Xavi e Iniesta serían sus socios de lujo, sin olvidarse de Dani
Álves. El Barcelona se reiría de Mourinho en el Camp Nou con un Messi de
equipo, dando asistencias impresionantes y dejando a sus compañeros de cara a
Casillas. El Barcelona se reiría de Mourinho nuevamente, pero ésta vez con
Messi como rompe-redes. Tres goles en dos partidos en el Bernabéu sirvieron
para asegurar la Liga y eliminar al rival de toda la vida en semifinales de Champions.
En la final, el Barcelona se volvería a reír, ésta vez del Manchester United.
Tercer trofeo grande a nivel Europeo para el conjunto catalán en 6 años. Cuarto
en toda la historia.
Nuevamente
la Selección Argentina era el reto del verano europeo. Adiós a las largas
vacaciones, y a pensar en la Copa América, a disputarse en el país natal. Era
una obligación campeonar. Por todo. Los hinchas, las decepciones de los últimos
años, las ganas de ganar algo con la mayor. Pero Grondona no quiso. Eligió a
Sergio Batista para estar al mando del equipo en la competición. Es difícil que
una persona que apenas puede manejar un Fiat Duna pueda manejar una Ferrari. El
resultado, es conocido: eliminación tempranera, y chau sueño americano.
Para Messi,
fue el torneo del quiebre. Por primera vez, la gente le dio la espalda en la
cara. Por el segundo encuentro del Grupo A, ante Colombia en Santa Fe, se fue
silbado. Con Costa Rica, renació el amor y la paciencia a flor de piel. Messi
fue, quizá, el mejor jugador de ese equipo. Aunque no salió de la mediocridad
que presentó el Chechoteam y Uruguay
le dio la despedida.
Amigos, no sólo fuera de la cancha. |
Los años y
el futuro definirán como sigue la historia de Messi, ya no sólo en el
Barcelona, sino también en el fútbol mundial. Será el tiempo el que decidirá si
Lionel se sienta como uno más a la mesa de los mejores de la historia, o si
decide ocupar el lugar de la punta en la conversación de los próceres futbolísticos
de todos los tiempos.