Gerardo Martino, en su presentación como DT de Argentina | Foto: AFA
El pasado jueves 14 de Agosto, Gerardo Daniel Tata Martino fue presentado oficialmente
como entrenador de la Selección Argentina. Tras un año negativos en resultados
deportivos durante su periplo por el Barcelona, el ex DT de Newell’s aceptó la
propuesta de la AFA para ser el sucesor de Alejandro Sabella y encabezar un
proyecto integral, juveniles incluidos, con vistas al mundial de Rusia 2018.
Desde Fulbito Lírico analizamos como
puede ser la nueva Selección: La
adaptación al estilo del Tata, la
probable inclusión de nuevos jugadores y la integración de los juveniles con
vistas al largo plazo.
Messi seguirá siendo el máximo exponente futbolístico de la Selección.
Argentina es subcampeón del mundo tras caer derrotado por 1-0 ante
Alemania en Rio de Janeiro. El día después de la derrota, deja mucha tela para
cortar y bases donde consolidar el famoso proyecto que reclama la materia prima
en calidad de jugadores con la que cuenta el país.
21 de Diciembre de 2011. Atlético de Madrid perdía por 1-0
con el Albacete en el Vicente Calderón y quedaba afuera de la Copa del Rey en
dieciseisavos de final. Dos días antes, Diego Pablo Simeone le presentó su
renuncia como DT de Racing al recién asumido como presidente, Gastón Cogorno,
por no sentirse valorado luego de haber obtenido un meritorio segundo puesto en
el Apertura de aquel año.
Desde que Cholo se
retiró como jugador, se supo que en alguna ocasión iba a dirigir al Atlético de
Madrid. Esa ocasión se hizo realidad a principios de 2012. Simeone aceptó la
oferta de Enrique Cerezo, y el 7 de enero debutó en el banco del Atleti con un
empate en La Rosaleda ante Málaga. A partir de allí, quien se había destacado
con el 14 en la espalda durante el doblete Colchonero en 1996, le trasladó a
aquel equipo insulso que miraba de reojo los puestos de descenso, la identidad
que necesitaba.
El famoso sentido de pertenencia se hizo presente en el
Atlético del entrenador argentino. Los 11 que generalmente deambulaban por la
cancha, pasaron a dejar sangre, sudor y lágrimas antes de entregar algún punto
al rival. De a poco, el Colchonero dejó
de ser un plantel con buenas individualidades como Falcao, Diego o Godín –por citar
algunos- y pasó a ser un equipo.
Atlético de Madrid. Un equipo.
Una buena segunda mitad de Liga fue la base de un equipo que
arrasó en Europa League, dando muestras sobradas de carácter en complejas
visitas a Roma para jugar con Lazio y hacer que un 3 a 1 a favor resultase
corto, a Mestalla para defender una diferencia de dos tantos a favor o a
Turquía, en cuartos de final, para vencer al Besiktas por un contundente 3 a 0.
La final, en Bucarest, fue un reflejo de la nueva mentalidad del equipo: duro
pero letal. Una rápida ventaja de 1-0 con un fenomenal Falcao, la paciencia
para saber soportar los embates del Athletic de Bilbao, y la contundencia del
delantero colombiano, terminaron de sentenciar el partido antes del
entretiempo. En el complemento, Diego decretó el 3-0 con un lujo de jugada.
El ADN que hoy lo distingue, comenzó a tomar forma. Courtois
pasó de ser un gran proyecto a estar entre los mejores arqueros del mundo en la
actualidad. Juanfran fue el lateral aguerrido que marca pero que a la vez colabora en ataque, al igual
que Filipe Luis; mientras que Diego Godín y Joao Miranda se convirtieron en una
de las mejores parejas de defensas centrales del mundo. Las luces del
mediocampo se las llevaba Diego, que se fue al finalizar aquella temporada;
lejos de apagarse, la luminosidad se trasladó a otros integrantes de la
plantilla, como el turco Arda Turán o el gran Koke, que de golpe pasa a ser una
opción más que considerable para la Selección Española de cara a Brasil 2014.
Tras su paso por Italia, en donde entrenó al Catania,
Diego Simeone dio por aprendida la famosa lección del ‘equilibrio’. En sus
primeras experiencias en Argentina, el
Cholo se caracterizaba por ser un entrenador desequilibradamente ofensivo.
Sus equipos quedaban demasiado expuestos en situaciones claves, lo que
terminaba complicándole partidos vitales como aquel River – San Lorenzo, por la
vuelta de los octavos de final de la Copa Libertadores 2008, en donde ganando 2-0 y con dos hombres de más,
Simeone apostó por la verticalidad “para
liquidar el encuentro” y terminó quedando eliminado.
Luego de una temporada 12/13 en la que cumplió 2 de los 3
objetivos, con victoria ante el Real Madrid en la final de la Copa del Rey incluida,
el equipo de Simeone se preparó para afrontar la temporada que termina
resultando bisagra. Los Colchoneros volvían a la Champions League, y deseaban
que la Liga deje de ser para 2 y sea para 3. Ya sin Falcao, pero con pocas
incorporaciones de renombre pero si la mantención de la base de las temporadas
anteriores, Simeone logró armar, con sus armas, el equipo perfecto.
El Atlético de Madrid de Simeone es el ensamble perfecto de
ese equilibrio que se le reclamaba al Cholo
en la Argentina. No se puede catalogar de defensivo a un equipo que rompe
records goleadores de su propia historia. Tampoco se puede catalogar de equipo Bielsista al Atlético de Madrid
que salió a jugar en el Camp Nou por la ida de cuartos de final de Champions
League ante el Barcelona, o ante el mismo Barça en el Vicente Calderón por la
19ª fecha de la Liga Española.
Al fin y al cabo es un equipo, y eso es lo más importante.
El Atlético se encolumnó detrás de una férrea línea defensiva, un sacrificado
mediocampo que nunca descarta jugar y una voraz alma goleadora en Diego Costa.
Fue la mezcla perfecta. La garra de Godín, los reflejos de Courtois, la
claridad de Koke, el brillo de Arda y los goles de Costa, son los tesoros que
más brillan en éste Atleti. Con ellos como estandarte, el equipo de Simeone
compitió en los tres frentes hasta el final. A tan sólo tres partidos de la
finalización de la liga, está a seis puntos de coronarse campeón. Quedó eliminado en semifinales por la Copa del
Rey ante el Real Madrid, en lo que fue quizá el momento más duro de la
temporada. Logró la histórica segunda clasificación del Atlético de Madrid a
una final de Champions League, en la que intentará tomarse revancha de su
vecino en Lisboa.
Más allá de cómo termine la aventura de Los Guerreros del Cholo en ambas competiciones, lo de Simeone es
para colgar en un cuadrito. Con los cimientos de aquella plantilla desalmada,
armó un equipo que se metió en el top 3 de los mejores del mundo en la
temporada 2013/14. Seguramente, la del Cholo
sea la mejor demostración de la famosa pregunta “¿Por qué es tan importante el entrenador?”
Simeone ha logrado cambiar el pensamiento de un equipo
desmotivado por uno que necesita ganar para seguir viviendo. Este Atlético de
Madrid lucha por cada victoria como lo haría cualquiera de nosotros por un vaso
de agua en pleno Sahara. Esa misma línea de 4 que sufrió ante el Albacete en
2011, es la que hoy se hace impenetrable ante el Barcelona.
Cholo ha mostrado
todas sus credenciales de DT. Sobre sus cimientos, el sacrificio, el equilibrio,
el convencimiento y nunca perder de vista el otro arco. Quedará la incógnita de
cómo manejará Simeone, en un futuro, una plantilla de 500 millones de euros;
una oportunidad que tarde o temprano se le presentará. Hoy rechazó una oferta
del prestigioso Manchester United para iniciar su cambio de ciclo; en España
dicen que le dio su palabra a Cerezo para continuar un año más. De ser así, el
desafío más cercano será convencer a todos sus Guerreros de ir a por la gloria –tan cercana en la actualidad- una
vez más. Se sabe, no es lo mismo convencer de ganar a alguien que nunca ha
ganado, a convencer de seguir ganando a alguien que ya lo ha obtenido todo. Será
otra arista que se le presentará a Simeone para demostrar que, en muchos casos,
el entrenador es lo más importante.
Martino y una sonrisa. La felicidad de afrontar el máximo desafío
El entrenador rosarino, Gerardo ‘Tata’ Martino, desembarcó
en el club más mediático del mundo en un momento más que complicado a nivel
institucional, tras la dimisión obligada de Tito Vilanova a la dirección
técnica del club catalán por sus problemas de salud.
No fueron simples estos primeros 7 meses del ex DT de
Newell’s al mando del equipo de Lionel Messi. A su poca reputación en el
continente europeo, se le sumaron los problemas institucionales por el traspaso
de Neymar, la renuncia del Presidente Rosell, las lesiones de sus cracks y el ocaso de
algunas figuras trascendentales de la época de Guardiola como Xavi o Puyol.
Sin embargo, ahí estuvo el ex jugador del Tenerife. Cumpliendo el desafío que cualquier entrenador del planeta fútbol desea afrontar: dirigir
al Barcelona, con sus pros y sus contras.
En el Joan Gamper luego de una convincente victoria por 8-0
El primer gran problema que se le vino encima a Martino, fue la
determinación del cuerpo técnico que lo acompañaría. No podía dejar afuera a
los suyos, aunque tampoco debía excluir a los ayudantes de Vilanova. Su
decisión fue compartir staff, y tener un cuerpo técnico numeroso, con Jordi
Roura como tercer entrenador, por ejemplo. Algo poco habitual en los clubes de
tamaña magnitud, pero que fue bien visto por el plantel del conjunto culé.
Tras arribar a Barcelona, dirigir algunos entrenamientos y
viajar a una gira por Asia, el nuevo TT:
Tata Team salió a la cancha a jugar por los porotos. Una Supercopa de
España, ante el durísimo Atlético de Madrid de Diego Simeone. Un gol de visitante,
en el empate a 1 en el Vicente Calderón, le otorgó su primer título oficial
como entrenador del Barça, tras la igualdad a 0 en el Camp Nou, con penal
errado de Messi incluido.
No fue el mejor debut. O al menos así, lo dio a entender la
prensa catalana. Primera gran diferencia con el pasado inmediato del Tata: en Barcelona, el cómo importa y
mucho, al contrario de la Argentina, en donde parece que lo único que importa
es el fin: triunfar.
Rápidamente se le vino encima el debut por Liga y por
Champions. Un estupendo 7-0 fue el puntapié inicial por el torneo doméstico, en
Barcelona ante el Levante. Un 4-0, el debut por Champions, ante el Ajax de
Frank de Böer. Los cómo parecían comenzar a convencer, sin embargo, la lupa con
más aumento, posaba sobre cada decisión del DT.
Con el correr de los días, comenzaron en Barcelona las
polémicas insólitas. Por ejemplo, ante el Rayo Vallecano. Un gran 0-4 a favor
de los culés en Vallecas, terminó bastante empañado por lo que se denominó el debate de la posesión. ¿Qué es eso?
Lo siguiente: las estadísticas enseñaban que el Barcelona había tenido la
pelota menos que el Rayo Vallecano. ¿Cuánto menos? No mucho, 49% ante 51 del
local.
Lejos de valorar el buen rendimiento del equipo, las alternativas que le daba el DT a la plantilla y la
inteligencia aplicada para doblar a un rival que –como pocos en España- tenía
decidido presionar bien arriba al Barça, lo que más de una vez le había traído
complicaciones, la prensa catalana se fijaba en el detalle sobre la tenencia de
balón.
Pero no sólo la prensa le trajo dolores de cabeza a Martino
en esta expedición. También su plantel. Y allí, surgió la imagen de gran
entrenador que ha obtenido a nivel global el nacido en la cantera de Newell’s.
Con Lionel Messi lesionado, no en una, sino en dos ocasiones, teniéndolo más de la
mitad de la temporada fuera de los terrenos de juego. Con Neymar en proceso de
adaptación y con una lesión que lo dejó un mes en el dique seco. Con un Iniesta
que recién en el tramo final de temporada está recuperando su imagen. Y con
Xavi y Puyol que cada vez generan un mayor contraste entre su liderazgo fuera
de los terrenos de juego y el que se opaca dentro de ellos. Ahí, es donde
Martino debió demostrar su capacidad.
Lejos de poner como excusa todo este montón de aristas, Tata potenció jugadores que no habían
tenido su mejor temporada el año anterior. Players
de la talla de Cesc Fábregas, Alexis Sánchez o Pedro, crecieron en su
rendimiento enormemente, con goles, asistencias, y presencias destacadas en
partidos importantes. Tal es así, que los delanteros mencionados están en el
trío de los máximos anotadores en la temporada, junto a Messi. O, por profundizar
en un caso particular, la cantidad de asistencias de Fábregas: 10, siendo el
que más se destaca en este rubro en la temporada.
También les dio rodajes a juveniles como Marc Bartra, Sergi
Roberto o Martín Montoya, encargados de ocupar lugares importantes como los de
Carles Puyol o Piqué, Xavi e Iniesta o Dani Álves; de manera más que aceptable.
Martino demostró tener muñeca y altura para estar en su
actual puesto. Obtuvo resultados destacados, heredando una base que ya había
demostrado fisuras en el año anterior y con la comparación constante con uno de
los tres mejores equipos de la historia, como fue el Pep Team.
Martino habla. La plantilla escucha.
Muñeca desde lo futbolístico, lidiando mano a mano con el –a
esta altura- espectacular Real Madrid de Ancelotti y el guerrero Atlético de
Madrid de Simeone que juega con el corazón. Tomando decisiones respecto a una
plantilla millonaria y mediática, sin que le tiemble el pulso; como por
ejemplo, jugar sin Messi ni Neymar ante el Atlético de Madrid en el Calderón por Liga,
apostando y dándoles confianza a Sánchez y Pedro que venían con rachas
deliciosamente positivas. O la de quitar constantemente a Iniesta o Xavi si
estos hacen un mal encuentro o el partido está liquidado y hay que aceitar las
rotaciones.
Altura desde su personalidad. Desde el ejemplo de su actitud
con el cuerpo técnico de Vilanova hasta su accionar ante la prensa, recibiendo
mil descalificaciones y nunca respondiendo con agravios. Quizá su conducta más destacada
y mediática, es la de admitir culpas constantemente ante errores que se han
presentado en la temporada, como el partido en Holanda ante Ajax, o la derrota
con la Real Sociedad en Anoeta.
Seguramente, sea por esa muñeca y por esa altura que desde
la dirigencia del Barcelona están pensando en extenderle el contrato hasta
2016. Rumores sobre su continuidad, hay miles. Novecientos noventa y nueve, apuntan
a una teórica determinación de él y no sobre una supuesta decisión dirigencial.
Cuál sea su futuro, Martino se ha ganado el respeto de toda
Europa. Sin embargo, desafíos a su altura habrá pocos. Probablemente, ninguno
tan seductor como la de refundar futbolísticamente al Barcelona. Sin perder su
gen, claro está, aunque potenciándolo desde otros aspectos que hoy parecen no
estar a la altura de los competidores del club catalán en la élite europea. Desde
cuestiones técnicas y físicas, que se exponen por ejemplo, en el mediocampo del
Bayern Múnich en donde la posesión de balón se mezcla con un poderío físico
impresionante, o en el juego aéreo de equipos como el mismísimo Manchester City
con Dzëko, Negredo, Lescott, Kompany o Yaya Touré.
Ahí, se verá la verdadera muñeca y altura de este Gerardo
Martino que, hasta el momento, ha mostrado que la butaca del banco de suplentes
culé, se ajusta de buena manera a su espalda.
La tranquilidad del capitán del barco al saber a dónde se dirige
Un equipo posee una identidad de juego que atraviesa el paso
de los años. La actualiza y redefine con un cuerpo técnico, logrando una
versión mejorada de la misma. En tres años, sale subcampeón de Champions League
dos veces, en la misma posición finaliza también durante dos años y consigue
llegar a la final de Copa de Liga durante tres años consecutivos. Sin dudas, un
proceso exitoso, al cual le falta la frutilla del postre: ganar.
Un DT hace historia bajo una filosofía de juego (y de vida)
en una entidad que ha trabajado durante 20 años en la manera su forma de ser.
El entrenador logra explotar las condiciones de muchos jugadores que hasta allí
habían mostrado su talento en grandes dosis, pero nunca de manera continua. Así,
en cuatro años, no baja de semifinales de Champions –con dos títulos-, del
segundo lugar en Liga –con tres títulos-, ni de Cuartos de Final de Copa del
Rey –dos títulos. Tampoco renuncia a su filosofía ganadora en las competencias
extras: dos Supercopas europeas ganadas, dos Mundiales de Clubes ganados, tres
Supercopas de España en las que también salió victorioso.
El primero, es el Bayern Munich. El segundo, es Josep
Guardiola. ¿Qué los une? Mucho más de lo que nosotros creemos. Desde que Pep
ingresó al paro, fueron varios los conjuntos que se postularon como candidatos
a tenerlo sentado en el banco durante la próxima temporada. Los petrodólares
del Manchester City iniciaron una competencia feroz de euros ante los dólares
congelados del ruso Abramovich, dueño del Chelsea. Berlusconi sacó chapa de capomafia e intentó seducirlo con la
historia del Milan. En Brasil lo invitaron al carnaval, para intentar convencerlo
de que cambie el buzo de entrenador por el traje de seleccionador. Desde París
se ilusionaron con tentarlo a través del dinero. Y en Alemania, se jugaron una
ficha a la identidad.
Cualquier equipo que decidiese elegir Guardiola, sería un
panel repleto de miel con sabor a desafíos. Entregarle una nueva identidad al
Chelsea, triunfar en Europa con el City, reemplazar a Ferguson en el United,
hacer grande al PSG o intentar hacer historia con la identidad del Bayern
Munich, devolverlo a los primeros planos mundiales definitivamente, y con
mérito.
Éste último, resultó el desafío más seductor para Pep.
Similar al Barcelona, y tras salir de Barcelona. ¿Por qué? Ha dejado una vida
en Barcelona. No sólo profesional, sino también personal. La altísima vara que
se le ha colocado tras tantos éxitos vestido de blaugrana lo invitan a que su
próxima parada sea exitosa. El Bayern es el más grande de Alemania, y se
encamina a conseguir un nuevo título de la Bundesliga. Lejos de ser una liga
que se gana automáticamente, plantea seguridades
que la actual Premier, o el mismísimo Calcio hoy no tiene. ¿Cobarde por
ello? Lejos. El gigante bávaro no apunta sólo a dominar su liga interna. Las
frustraciones en Madrid en 2010, pero especialmente en Julio pasado, ante el
Chelsea en Munich, por las finales de Champions League, han transformado al
torneo en una obsesión para los dirigentes alemanes. Ganar la Champions con el
Bayern, luego de 13 años, es un gran reto para Guardiola.
En la filosofía cotidiana, el Bayern es parecido al
Barcelona. Y allí, entre optar por un par de millones más (cobrara 17 anuales,
aunque el City o el Chelsea se estiraban hasta 22) y exponerse ya; o cobrar un
par de millones menos y trabajar a mediano plazo como en la etapa culé, para
conseguir un triunfo europeo que resultaría histórico; Pep ha optado por ésta
última. Y lo bien que ha hecho.
En características de juego, el Bayern posee una plantilla
que se adecúa a la filosofía de Guardiola. Laterales que pasan al ataque, un mediocampo
que controla la pelota y una delantera que varía entre la velocidad y la
efectividad. Jugadores como Lahm, Schweinsteiger, Robben, Javi Martínez o Tomás
Müller; parecen hechos a la medida del juego de Guardiola. Quizás, el principal
factor de duda se encuentra en el centro de la defensa y el ataque. ¿Utilizará
Pep un 9 de área? ¿Y defensores centrales que no sean tan dúctiles con el
manejo de pelota a la hora de salir desde atrás?
Otro factor interesante que plantea el Bayern Munich para
seducir a Pep Guardiola, es la billetera. Claro. Lejos de quedar relegado por
la identidad histórica, el patrimonio económico del club es más que importante.
Actualmente, es el cuarto club que más ingresos posee a nivel mundial con 368,4
millones de euros[i] y le
ofrece a Guardiola salir al mercado con 290 en la billetera. Dinero más que
suficiente para fichar un jugador por línea de primer nivel.
Al fin y al cabo, de aquí hasta el 1 de Julio –día que asuma
formalmente Pep Guardiola- se harán dos mil teorías sobre el nuevo estilo de
juego del conjunto alemán, bajo la dirección técnica de Pep. Él ya eligió, y
dentro de la cancha, intentará dar su por qué.
Las comparaciones entre ambos, aburren. Que si son zurdos,
que si gambetean, que si son picaros, que si uno canta el himno casi llorando,
que si el otro lo escucha y ni balbucea, que los tiros libres y los goles con
la mano, que las pinturitas dejando a cinco rivales por el camino, o los
sombreritos a los arqueros.
Diego gambetea
¡BASTA! Son únicos. Espectacular, y sencillamente, únicos.
Pero, definamos lo que es “único”. El diccionario indica que la palabra único, adjetivita
un ser sin igual en su especie. Diego Maradona, y Lionel Messi, son jugadores
únicos. Como lo son Andrés Iniesta, Pelé, Di Steffano, Labruna, Platini, Zidane,
Xavi o los Ronaldo. Tendrán cosas similares, porque el fútbol es uno solo. Pero
serán bien distintos, porque las jugadas nunca se repiten.
Realizar una comparación entre ambos sería cruel. Sobre todo,
porque cada uno esbozara un pensamiento atravesado por la subjetividad del
sentimiento. Quienes nacieron antes de los 80, recordarán a Maradona de manera
significativa por el Mundial del ’86, pero más aún por sus goles a Inglaterra,
con todo lo que eso significaba en aquel contexto.
Desde allí, cuando opinen sobre Messi, indefectiblemente le
quitarán valor a las acciones extraterrestres que genera éste sobre el campo.
Argumentaran en que la diferencia entre el Barcelona y los demás es mucha. Que
allá jugaban para él, y que así era fácil. Y le pedirán que demuestre más en la
Selección Argentina, aun cuando está a 4 goles de Maradona –con todo lo que
éste significa-.
Messi se llena la boca de gol
En la generación PlayStation, un amor incondicional por el
duendecillo que apareció para devolver al fútbol un poco de la magia que éste
había perdido por el marketing y los negocios, será el componente emocional de la
forma propia de pensar. Esto, y una relación con Maradona que se dio a través
de los Medios de Comunicación, y como un producto más utilizado por los dueños
de los business sin obtener el peso
verdadero a nivel futbolístico de las jugadas que éste barrilete cósmico
realizaba.
Ambos, partiendo desde su zurda, generan la magia más
preciosa que tiene el fútbol. Compararlos, sería una pena. Ya que, entre tanto
análisis, corremos el riesgo de perdernos alguna que otra pincelada. O más
injustos aún, inconscientemente quitándole valor.
Como Argentino, el agradecimiento de quien suscribe, para
ambos es enorme. Como amante del buen fútbol, lo único que nos queda, es
disfrutar. Son únicos. Diego es Maradona, y Lionel es Messi. Ambos, son
argentinos.
Falta
poco. Sólo una semana. El Fútbol Argentino vuelve disfrazado de “Torneo Inicial”.
Un nuevo invento de AFA para tratar de hacer al fútbol un poquito más inexplicable.
Un torneo que, obteniéndolo, otorga pasaje directo a la Copa Libertadores de
América y a una final contra el vencedor del “Torneo Final”. Es decir: se le
cambió el nombre y se le agregó una final entre los campeones del 'antiguo' Apertura y Clausura. El otro 'detalle' es que se abolió la promoción y ahora serán tres los descensos directos, agregándole uno más respecto a las temporadas anteriores.
Pero,
volviendo a lo que compete al nombre de ésta página, vuelve el fútbol. El toque
y la gambeta. O, el codazo y el pelotazo. La estrategia ante la improvisación.
O ambas, haciendo un cóctel peligroso pero seductor.
Riquelme se alejó de Boca.
Éste
nuevo torneo, mostrará el regreso de River y Quilmes a los equipos
participantes, y extrañará a Olimpo y Banfield, que pasaron a jugar la B
Nacional. Indiscutiblemente, este último sentimiento también se compartirá de
cara a las individualidades. Las partidas de Riquelme y Verón de sus
respectivos clubes, transforma el egreso en una seria amenaza a los valores
futbolísticos de la Argentina. La calidad entregada por el botín derecho de
ambos jugadores, y sobre todo por su pensamiento, será muy difícil de
reemplazar.
El
regreso de River a Primera División, le permite a ésta gozar de Trezeguet. El
nombre más importante de nuestro fútbol. En la balanza de compras y ventas de
nuestro mercado, el panorama no es alentador. Al retiro de Riquelme y Verón, se
le suma la venta de Juan Manuel Martínez, Augusto Fernández y jóvenes talentos
como Patricio Rodríguez o Valentín Viola; lo que dejan al ex Juventus como máximo estandarte futbolero del país.
Entre los
que retornaron a nuestro país, sobresale el nombre de Maxi Rodríguez, e
ilusiona el de Franco Jara. Los demás, aportarán mucho (quizás en demasía) al
orden, al tactisismo, pero poco a la gambeta e improvisación del toque corto.
Vargas, Santana y Morel Rodríguez –por nombrar algunos- son el ejemplo de esto.
Entre
los movimientos del mercado interno, hay algunos equipos como Racing que
ilusionan desde su armado. Las llegadas de Camoranesi y Villar, el aporte
goleador de Sand y de Cámpora, y la solidez defensiva de Corvalán y Ortíz; hacen pensar en un equilibrio que será dominado por el buen trato de pelota,
invitando a la idea del juego corto.
El
resto de los equipos, son interrogantes. Sólo el Boca de Falcioni anticipa como
será su modo de juego, asemejándose al final del Torneo Apertura 2011 que lo
tuvo como campeón. El resto, intentarán salir de la transición que lleva todo
proceso lo más rápido posible.
Maxi Rodríguez ilusiona a medio Rosario.
Muchos,
intentando respetar, o terminar de crear, el estilo pensado desde hace ya algún
tiempo (Newell’s con Martino, Unión con Kudelka, Colón con Sensini, Quilmes con
De Felippe, Astrada con Argentinos, Almeyda con River, ni que hablar de Vélez y Gareca), y tantos otros intentando adquirir los conceptos del nuevo proceso
lo más rápido posible (La llegada de tantos refuerzos en Independiente y Racing,
la situación institucional de San Lorenzo, el debut de Guillermo B. Schellotto
como DT en Lanús, el arribo de Cagna y Román Martínez a Estudiantes, y el
armado del nuevo Tigre de Arruabarrena con demasiadas bajas).
No es posible realizar un serio análisis de lo que viene, sin basarse en un poco de futurologia y subjetividad. Las idas y vueltas que tuvo éste mercado interno, dejan a la vista el recambio de planteles en la gran mayoría de los equipos. Desde allí es que no se identifica el verdadero ADN de cada conjunto, salvo de grandes excepciones. Son más los signos de preguntas que las afirmaciones. ¿Cómo jugará el Racing de Zubeldía?, ¿Y el Independiente de Díaz? ¿Cuál es el verdadero River? ¿El de los últimos encuentros del Nacional B, o el del segundo tiempo con Almirante Brown? ¿Cómo afectarán las salidas en Vélez? ¿Belgrano seguirá siendo ese equipo duro de roer? ¿Mantendrá el estilo Tigre sin Román Martínez? ¿La billetera de Tinelli realizará un milagro en San Lorenzo con Caruso Lombardi? son sólo algunas de las miles de preguntas que un simple análisis por arriba dejaría. La única certeza es Boca. Claro, con la partida de Riquelme, el director técnico de Boca, Julio Falcioni, podrá armar un equipo más duro y de rápida transición por mitad de cancha. Con Chavez partiendo desde el lugar de doble cinco cuando se defiende, y finalizando como enganche cuando ataca. Esta idea, irá más allá de los apellidos que el DT coloque en cancha. Al menos, eso presume quien escribe.
En principio, el signo de pregunta que rodea al nuevo Torneo Inicial demuestra una sensación similar a la de los últimos años. Mientras el resultado siga estando por encima del proceso, el juego será el principal damnificado. Desde aquí, pedimos siempre lo mismo: Pelota interconectada con el piso y la cabeza. El piso para jugarla, la cabeza para pensarla.
La imagen: representación de lo que fue el partido
ante Ecuador. Messi estuvo imparable.
# 30 minutos del
primer tiempo: Lionel Messi toma la pelota en tres cuartos de campo
ecuatoriano, encara por entremedio de dos rivales hacia el arco contrario, y
llegando al área habilita a Gonzalo Higuaín, dejándolo mano a mano con
Domínguez, el arquero visitante. El delantero del Real Madrid define bien al
segundo palo, y convierte el segundo gol de la goleada por 4-0 del seleccionado
Argentino a su par Ecuatoriano.
#31 minutos del primer
tiempo: Mascherano recupera la pelota en la puerta del área de Argentina, deja
para Gago y éste de primera habilita a Messi. En dos pases, Argentina encuentra
al mejor del mundo. El pase es vertical, y deja a Lionel de cara al campo
rival. De su próximo rival, lo separan 30 metros; los suficientes como para
agarrar velocidad. Como siempre, marca la diferencia a través de su rapidez con
pelota dominada; a metros del área rival, habilita a Higuain, quien de primera
devuelve la pared, dejando al mejor jugador del mundo de frente al arco sobre
la puerta del área. Messi define ‘a lo Barcelona’. De primera, abriendo el pie,
y colgando la pelota del ángulo. Es el 3 a 0 de la goleada del equipo de
Sabella.
La pelota ya vuela hacia el ángulo.
Será el tercer gol de la Selección.
#30 minutos del
segundo tiempo: Messi salta para pelear una pelota que estaba en el aire ante
un jugador del tamaño de King Kong. Se lleva la pelota ¡¡CON LA CABEZA!!, hace la diagonal de derecha a
izquierda, amaga una vez, dos, tres; cruza el zurdazo, Guagua salva la caída de
su valla con un cruce sobre el área chica. El rebote, le queda a Sosa; éste
busca a Di Maria, y el del Madrid remata cruzado al arco. Gol, 4-0 y reconciliación
con la gente.
Tres intervenciones son suficientes para argumentar que
Lionel Messi jugó un estupendo partido ante Ecuador, el pasado sábado en El
Monumental de Núñez. Uno más, en esta serie que demuestra que es éste el mejor
momento de Lio vestido de celeste y
blanco. Una seguidilla de partidos que en rendimiento, viene aumentando desde
el mundial de Sudáfrica.
Imparable. Messi encara a la defensa ecuatoriana
en la previa del gol de Di María
Si bien en la Copa del Mundo el gol se le negó, fue ahí
donde comenzó a mostrar una actitud diferente a la hora de vestir la camiseta
del Seleccionado Argentino. Aunque sus partidos anteriores no eran
horripilantes, si se estaba lejos del estupendo rendimiento que el rosarino
viene acumulando en su club, el Barcelona.
En el ciclo Batista, el equipo de Checho tuvo sus mejores actuaciones de la mano del ‘10’. En la Copa
América, los mejores partidos de la Selección fueron ante Costa Rica y Uruguay.
En sendos encuentros, el juego de La Pulga fue lo mejor del equipo.
Messi, el dueño de todo en la Selección
Argentina.
Ya en la era Sabella, Messi
tiene un rendimiento cada vez más grande. Sumando el gol que tanto se le negó
en los dos proyectos anteriores. Los encuentros ante Venezuela y Nigeria en la
primera gira con Pachorra como
entrenador, además de la cinta de capitán, Messi mostró sus ganas de
transformarse en el dueño del equipo. El brazalete lo blindó ante sus pares, y
lo liberó adentro de la cancha. La presión lo hizo madurar, o quizá, hizo que
muestre esa madurez que se venía viendo en encuentros anteriores, pero con
mayores luces.
En Eliminatorias, tras la derrota ante Venezuela y el empate
ante Bolivia, el ciclo vivió su primera crisis. El rendimiento de Lionel quedó
nuevamente bajo la lupa, aunque a diferencia de etapas anteriores, el ‘10’
asumió la responsabilidad. Messi brilló ante Colombia, goleó ante Suiza y la
dejó chiquita ante Ecuador. De la mano del crack del Barcelona, el ciclo
Sabella pasó a vivir su hora más tranquila y prometedora.
El ex entrenador de Estudiantes, cambia constantemente buscando
rodear a Messi, para encontrar la forma que más beneficie a su capitán. Y el
capitán, le demuestra dentro de la cancha que los cambios dan resultados. En
campo rival, la Messiconducción se
hizo notar con mayor profundidad, jugando a un toque y explotando la velocidad.
Ante Ecuador, fue en donde más se noto esa manija que posee Messi en éste
equipo.
Messi le dedica el gol a su novia, quien está
embarazada.
Lionel le mostró al mundo que está capacitado para jugar y
hacer jugar a un equipo. El sábado, la Selección Argentina jugó al ritmo de
Messi, conducida por él a que ello sucediera. Todo era mecanizado y rápido.
Recuperación, toque, Messi. Hasta Di María y Agüero, lo primero que hacían
cuando tomaban la pelota era buscar al crack del Barcelona. No fue casualidad
que Lionel sea partícipe importante en tres de los cuatro goles, y actor de
reparto en el gol de Agüero, devolviendo la rápida pared con Di María.
Lo negativo de éste manejo de Messi, es que sólo cubre la
faceta ofensiva. De mitad de cancha hacia atrás, Sabella deberá hacer sus
experimentos para bloquear el arco de Romero. En la última puesta en escena,
Zabaleta-Fernández-Garay-Clemente Rodríguez fueron los elegidos para cuidar el
arco del ex portero de Racing. Dos laterales con subida, y dos centrales
jóvenes, con rapidez y con buen juego aéreo. El problema fue que, lo que en papeles
previos parecía una buena defensa, a la hora de jugar, no mostró una solidez
clara. A excepción de Garay, el resto de los jugadores estuvieron poco
coordinados e imprecisos. Expuestos por la menor cantidad de mediocampistas,
demostraron no poder otorgarle al equipo una muralla defensiva.
Sabella da indicaciones buscando su
equipo.
El desafío para Sabella será ver si el mal rendimiento del
sector defensivo se debió a la falta de trabajo, por la poca cantidad de días
en los que los jugadores están disponibles para practicar juntos o es una
cuestión de falta de jerarquía para ser los poseedores de la camiseta titular
del seleccionado.
En caso de que sea ésta última, la función del entrenador lo
obligará a tomar notas sobre proyectos de jóvenes que aparentan ser
interesantes, como Abecasis, Sánchez Miño, Emiliano Insúa –un poco más grande
que los anteriores-, Germán Pezzella, Leandro González Pires, Ezequiel Muñoz o
Gastón Sauro, por nombrar algunos; de cara a la Copa del Mundo de 2014.
Mientras tanto, el mar aparece calmo en el trayecto del Sabella Ship. Gracias a la intervención del
Capitan Lionel Messi, y su talento a
disposición de un equipo que es destructor de mitad de cancha hacia arriba. Los
marineros Agüero, Higuain y Di María; agradecidos.
Analizar a la Selección de Sabella es, como mínimo,
apresurado. Partiendo de la base de que son sólo 7 los encuentros que dirigió
el ex entrenador de Estudiantes, y que en cada uno de ellos varió de sistema
táctico.
La premisa principal de Sabella, parece ser rodear a Messi
de jugadores que sepan explotar sus capacidades de goleador y asistidor. Lucho
González, Di María, Sosa, Gago, Braña, Maxi Rodríguez, Higuaín y Agüero; son
algunos de los intérpretes con los que probó el ex ayudante de Passarella para
llevar a cabo la misión “del rodeo”, como él dice.
Si nos basamos en los parámetros históricos de nuestra
Selección, el equipo de Sabella se identifica en varios rasgos con los mismos. Aunque
claro, todo esto hay que dividirlo en tres partes. De los siete encuentros en
los que Pachorra lleva al frente, encontramos como mínimo cuatro en los que hay
puntos en común entre la historia y la actualidad: los primeros dos ante
Venezuela y Nigeria, el debut por eliminatorias ante Chile y algunas facetas
de los encuentros ante Bolivia –primer tiempo-, Colombia –segundo tiempo- y
Suiza.
En los mencionados, la Argentina respetó la tenencia de
pelota y la búsqueda ofensiva constante a través de la gambeta, el toque y la
improvisación. La presión constante también se dio, aunque el sector de la
misma dependa del rival. Ante Chile, por ejemplo, la presión se ejercía en el
campo propio para aprovechar los espacios que el conjunto trasandino dejaba en defensa,
a través de la explosión de Messi y Di María. Contra Suiza, sucedió lo
contrario. Braña ejercía, junto a los delanteros, la asfixia al rival más cerca
del área contraria para sacarle provecho a la capacidad goleadora del mejor jugador del mundo.
El entrenador da indicaciones ante Colombia.
En cuanto a la línea defensiva, es aquí donde más
diferencias con el pasado se encuentran. Sabella ha probado con línea de tres
(que se transformaba en cinco cuando el rival atacaba), con línea de cuatro y
dos laterales clásicos, con línea de cuatro conformada por todos centrales, y
hasta con cuatro en el fondo ocupando los laterales con un central y un lateral
clásico.
Por lo general, la tradición Argentina es jugar con dos
laterales de salida constante. No es que Sabella no quiera hacerlo, sino que en
la actualidad, salvo excepciones escasean. De las excepciones, el DT probó a
todos. Zabaleta, Campagnaro y Clemente Rodríguez por nombrar a algunos. A
excepción del lateral de Boca, ninguno llegó a demostrar merecer ese lugar sin
lugar a dudas. Habrá que esperar al futuro, para ver si los juveniles (y no
tanto) que empiezan a tener rodaje sean considerados: Abecasis, Sanchez Miño, y
hasta Emiliano Insúa se perfilan como para merecer aunque sea una chance.
En el mediocampo, por lo general, Sabella ha intentado
respetar la historia. A diferencia del encuentro con Colombia en donde jugaron
Mascherano, Braña y Guiñazu; el DT ha tratado de mantener un circo de marca,
con uno de juego. Éste último ha sido en muchas ocasiones Braña, siendo
utilizado como un pasador, recordando el pase profundo que aplicaban en varias
ocasiones durante sus comienzos en Quilmes.
Por afuera en el medio, han sido utilizados volantes con más
capacidad ofensiva que defensiva, como José Sosa y Maxi Rodríguez, en conjunto
con Di María.
Permiso: estamos trabajando. Sabella y su CT.
En conclusión, en varios segmentos de su corto proceso,
Sabella intenta respetar la tradición Argentina, aunque también se otorga
permisos para intentar experimentos con el fin de buscar el cero en el arco
própio, o rodear a Messi de la mejora manera posible. Como sea, para ver los
resultados habrá que esperar, y mientras tanto, dejar trabajar.
Ya está. Se terminó. Con el 0-3 de éste miércoles, el Real
Madrid ha conseguido su segundo título desde que José Mourinho está al mando
del primer equipo. Éste, un poco más importante que el primero (NdeR: Copa del
Rey, aunque con el aliciente de ganarle la final al Barcelona de Guardiola), no
sólo por la importancia de La Liga, sino también por el estilo futbolístico de
éste Madrid.
La pelota, siempre cerca.
Si se analiza al Real Madrid de ésta Liga 2011-12, se verá
en él un equipo a lo José Mourinho. De un área a la otra. En una y cada una de
las líneas, se van a encontrar detalles de éste fantástico entrenador
portugués. Son ellos –los detalles-, los que han logrado que José Mourinho sea
el entrenador más exitoso a nivel global que tiene éste deporte.
Catalogar a Mourinho como el ‘entrenador más exitoso ‘ del
mundo no es ninguna exageración. La competencia con Guardiola, es un párrafo
aparte en ésta argumentación. El portugués, tiene en su vitrina personal la
medalla de campeón de los torneos más importantes del mundo. Ligas locales,
copas nacionales y continentales. Una colección entera de trofeos de todos los
tamaños. Le faltaba uno, y lo consiguió: la Liga Española.
Por lo general, lo que más se le critica a José Mourinho es
su personaje fuera de las canchas, y sus planteos ajedrecistas con cierto
aspecto defensivo dentro de las mismas.
Mourinho y el capitán Casillas;
otro responsable de ésta Liga .
Ésta campaña en el Real Madrid, lejos estuvo de ocultar sus
dotes de estratega. Innovó en diferentes partidos buscando el resultado más que
el buen juego, aunque cuando el contexto se lo permitió, también demostró que
sus equipos suelen ser demoledores en la delantera. Quizá, la defensa nunca
terminó de convencerlo, aunque luego de cambiar posicionalmente a Sergio Ramos
ésta haya mejorado muchísimo.
Los balones aéreos y los contragolpes terminaban atentando
en muchos casos contra el funcionamiento del equipo. Si no eran las pelotas
paradas, eran las contras que agarraban mal parado al equipo, dejando al
delantero rival en más de una ocasión frente a frente con Casillas. El rendimiento
del arquero también fue bajo en algún tramo de la temporada, y eso también iba
en contra de la misión de mantener la valla en cero; aunque en los ‘partidos
importantes’ se lució como siempre cuando el Mou-team lo necesitó.
Sin embargo, las desatenciones defensivas no atentaron
contra el nivel del sector ofensivo. Xabi Alonso se transformó definitivamente
en el eje que el Madrid aguardaba. Si bien el mediocampista siempre tuvo un
rendimiento positivo en las dos temporadas desde que arribó al club, la de éste
año fue especial. Su pegada y pensamiento se transformaron en un filtro de cada
ataque merengue para hacer más limpia
la jugada. De ello, además de los pasadores adelantados (Kaka’, Özil y Di María
en varios casos), los que se vieron favorecidos fueron los tres delanteros
netos del equipo. Cristiano Ronaldo, Benzema e Higuaín, fueron los principales
beneficiados de la visión ultra-precisa del ex Real Sociedad.
Los delanteros fueron una máquina intratable de convertir
goles. Entre los tres, hasta la actualidad (treinta y seis partidos jugados)
convirtieron 86 goles en Liga y ¡¡116!! en toda la temporada, incluyendo Copa del
Rey, Supercopa de España, Champions y Liga. Sin duda, una marca impresionante,
que derriba a cualquier defensa del fútbol mundial.
Mourinho, un tipo común.
El funcionamiento ofensivo del equipo de Mourinho, es algo
más que destacable. Desde que llegó al club, el portugués ha conseguido su
mejor promedio personal de goles por encuentro: 2,74 es el número. Ésta
temporada, ha sido espectacularmente magnífica: su equipo en Liga consiguió 115
goles en los 36 partidos, en Champions marcó 35 tantos en 12 encuentros y
finalmente por Copa del Rey consiguió 14 conquistas en 6 disputas. Los
promedios son increíbles: por Liga el número supera los tres goles, alcanzando
los 3,194 por encuentro; en Champions besa los tres goles por partido, quedando en 2,916 y en
Copa llega a los 2,333. En total, el promedio es de 2, 645 de conquistas por
partido. Uno y cada uno de estos promedios, supera a toda la carrera de
Mourinho, que es de 2,007 por haber conseguido 1136 goles en 566 encuentros
dirigidos.
Con la temporada que está llegando a su final, se ha podido
derribar finalmente un famoso mito: ‘Mourinho
es un técnico defensivo’. Si bien es cierto que en diversos partidos
importantes, sus equipos han privilegiado el cero en su propia meta que el gol
en el arco rival (el más recordado, aquel 1-0 del Barcelona en Cataluña que le
permitió al Inter versión 2010 acceder a la final de la Champions League), éste
año futbolístico ha ocurrido en pocas ocasiones.
Por lo general, en todos los partidos, ‘el equipo de José’ fue en búsqueda del arco rival. Lo que se
terminó reflejando claramente en los números. Kaka’, Özil, Di María, Cristiano
Ronaldo, Higuaín, Callejón y Benzema, han visto más acción que los Altintop, Diarra
y Sahin –aunque éste último tenga diferentes características que los dos
primeros-; lo que reflejó que Mourinho pensaba más en el arco rival que en el propio.
Ronaldo y Mourinho:
dos responsables de la gran 2011/12.
Pero para el público general, lo más importante de ésta
temporada fue el rival. Haberle ganado la Liga al Barcelona, llevándose un
triunfo del mismísimo Camp Nou, vale mucho más que cualquier número. Yendo al análisis
netamente futbolero, en los encuentros de éste año, la superioridad catalana de
años anteriores no quedó tan expuesta. Ya en la Supercopa Española, el conjunto
merengue demostró intentar afrontar los partidos desde la igualdad y no con
inferioridad. Sólo en el encuentro de la primera ronda de la Liga, en el
Bernabéu, el Barça se mostró más fuerte que el Madrid desde lo futbolístico y
mental. El triunfo en Camp Nou en la revancha liguera, demostró la evolución
del equipo de Mourinho desde todo punto de vista, pero sobretodo, desde lo
mental.
En diferentes partidos, una vez que el Madrid encontraba la
ventaja, la proximidad a la victoria parecía generarle un temor psicológico que
igualaba automáticamente el encuentro, y que luego no se podía revertir. La ida
de la Copa del Rey, la Supercopa y la ida de la Liga, son los mejores ejemplos.
Una vez que el Barcelona llegaba a la igualdad, generalmente en una jugada aislada,
el equipo se caía mentalmente y lo trasladaba a su juego.
Silencio; genio pensando.
En Camp Nou, eso no sucedió. Tras ponerse en ventaja antes
de los quince minutos iniciales, como en la mayoría de los partidos mencionados
anteriormente, intentó defender su triunfo. El equipo catalán llegó a la
igualdad, y tras ello, el Madrid lejos de quedarse estancado dentro del campo
de juego, fue por la segunda conquista que le permitiese asegurar la Liga. Lo
consiguió al poco tiempo, a través de un pase impresionante de Özil y una gran
definición de Cristiano Ronaldo ante la salida apresurada de Víctor Valdés.
Volviendo al entrenador, además de cambiar su imagen de
ultra-defensivo, volvió a demostrarle al mundo que es un técnico más que
ganador. El altísimo promedio de gol, la funcionalidad de su equipo en la
faceta ofensiva a lo largo de todo el torneo, y sus muñequeos ante momentos culmines lo volvieron a posicionar como uno
de los mejores –sino el mejor- entrenador de éste planeta.
El futuro, con el final de su carrera, contará la definitiva
historia de éste personaje plenamente futbolero. El futuro también, dirá si fue
el encargado de llevar la décima al Bernabéu y de hacer delirar a una afición
que está acostumbrada a brindar con champagne casi todos los finales de
temporada.
"Es una sensación muy linda cuando el fútbol provoca emoción en la gente, sobre todo de modo colectivo y en forma cristalina y sana. Es una de las mejores cosas que ofrece el fútbol."